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Exquisito huesos de San Expedito (palitos o rosquillas) ideales para tomar entre horas o con el café.
No sé quién me había pasado la receta, pero resultó ser poco fiable porque me habían salido unos palos tan secos y con tanto poder de absorción que si se mojaban en el café se quedaba la taza más seca que un desierto.
Total, que una vez más tuve que recurrir a "my mother" quien me pasó una receta sin tapujos. Ni que decir tiene que con sus indicaciones ya salieron estupendos.
¡Mira tú qué bien! Me había comprado una botella de anís para hacer orejas de carnaval (de Vicenta) y estaba viendo que iba a envejecer con la dichosa botella sin acabar, porque..., no es que haga tantas orejas. Además, podría ser terrible que falleciese y la botella estuviese todavía ahí porque empezarían las disputas por la herencia. Pero con esta nueva salida para el anís, la cosa cambia.
¡Y vaya si es una salida! Como esta receta es tan sencilla, siempre que alguien me invita a tomar café a su casa procuro llevar unos huesos de San Expedito. Además, me sale bastante mejor de precio que comprar unas pastas.
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