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Riquísimos codillos al horno, una forma distinta de darse una buena panzada.
Esta es una receta improvisada y consensuada sobre la marcha con "my cónyuge", con dos premisas básicas:
- Había que comer codillo ese día porque se nos había metido en la cabeza.
- Carne de cerdo, adobo, horno..., con esos ingredientes no podía salir nada malo.
Estaba muy bueno, lo que demuestra que una vez que se va adquiriendo cierta soltura en los fogones no es difícil darle salida a cualquier género.
Se puede comer acompañado de puré de patatas, patatas asadas, fritas... En esta ocasión nos decantamos por el puré y estuvo muy bien, y eso que era de marca blanca de hipermercado.
¡Me lo temía! Estaba transcurriendo la comida y nadie lo hacía. Finalmente tuve que ser yo quien contó el chiste del codillo.
Y claro, como no podía ser de otra forma, me cayó una pitada monumental. Pero esto es así: no se puede comer codillo sin que alguien lo cuente.
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